Hablemos de… café
Esta historia empieza con una conversación sobre café. Un amigo me preguntó qué había hecho yo para mejorar mi café, supongo que para coger ideas. Mientras le contaba mi experiencia, me di cuenta de que había aprendido alguna cosa en el proceso y que quizá podría servirle a alguien más. Así que aquí estoy, escribiendo sobre ello. Si a alguien le ayuda o le entretiene, bienvenido sea.
El día que descubrí que estaba tomando café malo
Desde siempre me ha gustado el café. O eso pensaba… Porque al parecer, he estado tomando café quemado, y ahora que he probado café del bueno, puedo decir con certeza: no estaba bueno. Me engañaba a mí mismo con la típica frase: “Es que me gusta amargo”.
El café amargo que no sabía que era malo
Todo cambió el día que entré en una cafetería que acababan de abrir en un centro comercial. Cuando pedí un café, sucedió esto:
- Quiero un café.
- ¿Cómo lo quieres?
- Pues que sea fuerte. Amargo.
- ¿Amargo? El café no es amargo. Si es amargo, está quemado o es malo.
¡What?! Ahí quedé en shock. Cambié de estrategia: “Vale, pues ponme un descafeinado con leche de avena”. Resultó ser el mejor café que había bebido en mi vida. Y eso que el descafeinado, según ellos, “es de segunda división”.
Ahí empezó todo. Les compré café (descafeinado y con cafeína), le quité el polvo a mi vieja cafetera de expreso y decidí aprender a hacer buen café en casa.
Mi primera taza de café de verdad
Me sumergí en un mundo nuevo: leí artículos, vi videos sobre cómo preparar café, descubrí gadgets que parecían esenciales… y aunque a veces lograba que el café saliera casi tan bien como el de esa cafetería, otras veces fallaba. Era frustrante. Pesaba todo, usaba mis accesorios, seguía el proceso al pie de la letra… pero el resultado era inconsistente.
Esto no me valió
No todo lo que probé marcó una diferencia real en mi café. Algunos accesorios prometían mejorar la extracción y la consistencia, pero en la práctica, no noté un cambio significativo o simplemente no supe aprovecharlos bien.
- Tamper de presión constante: Se supone que este prensador con resorte calibrado ayuda a aplicar siempre la misma presión en el café, evitando errores humanos. En teoría, esto mejora la extracción, pero en mi caso, no noté una diferencia real respecto a prensar manualmente con el tamper ajustable. Al final, resultó ser un extra innecesario en mi rutina.
- Agitador WDT: Un pequeño accesorio con finas agujas que distribuye el café molido en el portafiltro antes de prensarlo, evitando la formación de canales que afectan la extracción. Probé usarlo varias veces, pero la verdad no noté que mi café mejorara de forma evidente. Puede que sea útil en contextos más técnicos, pero en mi día a día, no me aportó demasiado.
Al final, lo importante es encontrar qué accesorios realmente marcan la diferencia para ti, y estos dos, en mi caso, no lo hicieron.


El gran cambio: moler bien el café
La segunda iluminación llegó gracias a un reel del tostadero que proveía café a esa cafetería.
(No, no me pagan por ponerles el enlace, pero gracias a ellos tomo café del bueno y se los agradezco enormemente). Descubrí que mi problema no eran los gadgets, ni la cafetera, ni siquiera el proceso… era la molienda.
Busqué un molinillo y opté por uno manual de Timemore, una alternativa al famoso Comandante, que todo barista quiere pero que me parecía excesivo para empezar. Con este molinillo, ajusté el grosor de la molienda al nivel adecuado. ¡Y magia! Ahora el café siempre sale bien. Siempre. Ese momento de conseguir todos los «ingredientes» para mantener la consistencia al preparar el café da mucho gustico.

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Otros accesorios que también uso
Además del molinillo, hay tres herramientas que sigo utilizando porque ayudan a que la preparación sea más eficiente y consistente:
- Anillo dosificador (Dosing Ring): Evita que el café molido se derrame al colocarlo en el portafiltro, haciendo la preparación más limpia y precisa.
- Distribuidor y tamper ajustable: Primero nivela el café dentro del portafiltro y luego lo prensa con la presión justa. Antes lo hacía “a ojo”, pero con este accesorio la extracción es mucho más regular.
- Pantalla de filtro reutilizable: Se coloca sobre el café prensado y ayuda a que el agua se distribuya de manera más uniforme durante la extracción, evitando zonas sobre o subextraídas. Además, tiene un beneficio extra que no esperaba: mantiene más limpia la cafetera de expreso, reduciendo la cantidad de residuos de café que se quedan pegados en el grupo de extracción. Esto facilita la limpieza y el mantenimiento, lo cual es un gran plus.
Estos accesorios mejoraron mi proceso, pero el molinillo fue el verdadero cambio de juego. Sin una molienda adecuada, todo lo demás es secundario.



Un proceso que se disfruta
Preparar café se ha convertido en un ritual de calma para mí. Desde el momento en que mido la cantidad exacta de granos hasta el sonido del molinillo trabajando, cada paso es parte de la experiencia. Es un momento de desconexión, casi meditativo, donde la rutina se detiene por un instante y el foco está en algo tan simple pero gratificante como hacer un buen café.
Ahora sé que disfrutar de un buen café no es solo beberlo, sino también tomarse el tiempo para hacerlo bien. Es elegir los granos adecuados, molerlos con la textura precisa, distribuirlos con cuidado y finalmente extraer ese espresso o preparar una taza filtrada con el equilibrio perfecto.
Y tú, ¿has probado café de verdad? No el que tomamos por costumbre o por necesidad, sino aquel que realmente se disfruta desde la preparación hasta el último sorbo. Si no lo has hecho, te invito a redescubrirlo. No te conformes con menos. Porque cuando pruebas un café bien hecho, ya no hay vuelta atrás.
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Nos vemos por allí.